Los restos del castillo han sufrido, durante el paso del tiempo, diversas ampliaciones y remodelaciones. La construcción del recinto primitivo se remonta a alrededor del siglo x. Del mismo modo, la primera mención documental la encontramos en 1078, cuando se menciona que el castillo había instalado el archivo diplomático del condado de Empúries. Entre los s. XI y XV el castillo se reformó y amplió y, entre los s. XIII y XIV, se vio involucrado en diferentes conflictos bélicos que provocaron que durante el s. XV se llevaran a cabo las obras de ampliación y remodelación más grandes: se construyó la torre principal, el salón central y el gran salón del lado norte. Así, la fisonomía y la planta de la antigua fortaleza prácticamente desapareció. En el siglo xvii la fortificación se abandonó y se ocupó puntualmente durante la Guerra de la Independencia Española y la Guerra Civil.
Interesante fotografía de Josep Maria Cañellas de finales del siglo XIX donde se muestra el camino que iba hasta el castillo de Quermançó. En primera instancia dos individuos y justo detrás está el imponente castillo. Se pueden ver los restos del cuerpo principal y, original de la fortaleza, la torre posteriormente convertida en estancia con dos pisos. A su lado se encuentra parte de la muralla y a continuación, la sala noble. Su posición privilegiada sobre la colina enrocada hace que sea uno de los castillos más interesantes de L’Empordà. Una imagen que proviene del Fondo Rubaudonadeu, conservado en la Biblioteca Fages de Climent de Figueres.
N-260, 17493 Vilajuïga, Provincia de Gerona, España
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